El pasado domingo, mientras el olor a carbonara viajaba por la casa y jugábamos semi desnudos en la cocina, sonó el teléfono de Javi; era su jefe, había una emergencia en su trabajo y tenía una hora para estar allí. Nos cortó todo el rollo. Comimos enseguida y se fue. Me acerqué a la puerta para despedirme de él con un mega beso en los labios y un vecino, de camino al ascensor se detuvo descaradamente a mirar. Supongo que no está acostumbrado a ver a una chica en camiseta de pijama, braguitas y calcetines por las rodillas... Volví al interior y tras recoger la mesa y la cocina me tiré en el sofá sin saber qué hacer... Estuve viendo un rato la televisión y me cansé de películas de secuestros, así que me preparé un café y encendí el ordenador. Tras revisar el correo, me metí en una página de contactos... Al momento, un chico me habló, no nos habíamos hablado antes, él era nuevo. Comenzamos a hablar en un tono amigable y de vez en cuando un poco morboso... Me gustó la conexión